domingo, 18 de mayo de 2014

¡Qué arte tienes, maricón!

Ayer se celebraban 24 años de la supresión de la homosexualidad como un trastorno mental por parte de la Organización Mundial de la Salud. Es por ello que se celebró, una vez más, el Día Internacional contra la Homofobia y la Transfobia. Como comenté a mi gente, considero que todavía queda mucho por hacer para lograr una sociedad totalmente igualitaria: acabar con la discriminación en las aulas y en los puestos de trabajo, liberar a los transexuales de la presión social y médica, aceptar la bisexualidad, intersexualidad o asexualidad como otras formas de vivir y, por supuesto, lograr que internacionalmente, la comunidad LGBTI no esté sometida a delitos y penas de muerte. Para evitar que esto se convierta en un valle de lágrimas propio de Escarlata O’Hara, he pensado que sería divertido hablaros de todo aquello que yo considero arte dentro del mundo gay, más allá de lo reivindicativo. L'art pour l'art, pero más animado.

No puedo empezar de forma mejor que mencionando a Pierre et Gilles. La maravillosa pareja artística y sentimental francesa ha dedicado su producción artística a crear una fotografía única. Su obra empezó a conocerse gracias a que incluyeron en sus trabajos a gente de la talla de Andy Warhol o Iggy Pop. Han conseguido elaborar un universo propio de ensueño en el que abundan los torsos musculosos, las caras angelicales y los entornos paradisíacos. Es una fotografía para el puro deleite visual. No intenta decir nada, no pretende lograr cosas, no remueve la conciencia del espectador... ¿o sí? Vaya, más de un cura clamaría al cielo al ver su maravillosa recreación de San Sebastián. Aunque algún otro seguro que buscaría una copia de la obra para llevársela a su celda, no me cabe la menor duda. Su influencia no podía venir de otro lado que no fuera del porno. Podría decirse que son descendientes casi directos de James Bidgood, el cineasta que supo mantener la pornografía como un arte y no rebajarla al puro sexo, donde está ahora relegada. 

Pierre et Gilles
Mercurio
2001
Y de una pareja artística y sentimental a otra. Si alguien ha hecho en este país algo por lograr la apertura sexual, esos fueron Costus. Es la representación por excelencia del pop español y la Movida Madrileña. Fueron esenciales para transformar la cultura enraizada en el más estricto tradicionalismo dictatorial. Sólo hay que ver el retrato que hicieron de Carmen Polo para darse cuenta de cómo se la jugaron. Pintar a la viuda de Franco en plena transición democrática es síntoma de que algo estaban haciendo por el cambio. Y si Pierre et Gilles tuvo a James Bidgood, Costus tuvo a Fabio McNamara, genialidad única e irrepetible. Más allá de las actuales polémicas en cuanto a su figura, es innegable la presencia que ha tenido Fabio en la historia cultural de este país. El punk, el pop, las drag queens, el cine alternativo, el sexo libre y un eterno etcétera. Todo pasa por Fabio. Puede que sin Costus, Fabio y el ambiente que les rodeaba, todavía seguiríamos con el carro de Manolo Escobar.

Costus
Carmen Polo, viuda de Franco
1978
Ahora que está tan de moda trabajar con el mundo Disney y sacar de él toda la esencia gay –casi de forma enfermiza, os estáis pasando– no se puede dejar al margen la obra de José Rodolfo Loaiza Ontiveros. Fue uno de los primeros que cogió a las princesas modositas y a los fortachones y les hizo esnifar cocaína, morrearse entre ellos y raparse. ¿Reivindicativo? Puede. A mí me divierte más que me impacta. Es algo que cualquiera que no sea muy cerrado de miras ha reflexionado alguna vez: la factoría Disney ha negado al colectivo LGTBI de sus creaciones. O los ha ocultado, porque Úrsula, Maléfica y Jafar podrían compartir piso en Chueca.

José Rodolfo Loaiza Ontiveros
Disasterland
2012
En la línea de José Rodolfo, la artista canadiense Dina Goldstein ha intentado eliminar el estereotipo de la muñeca Barbie a través de su serie de fotos In the Dollhouse. La representante del colectivo de niñas tontas americanas vive encerrada en su casa rosa mientras Ken le pone los cuernos con otro muñequito. Pobre. Dina es tan drama queen que hace que Barbie se acabe cortando la cabeza. Vaya, todo un espectáculo. La propuesta es sumamente genial. El problema está en las madres protectoras que se aterrorizan ante la posibilidad de que el ídolo de sus hijas sea engañado por un homosexual desviado. A las One Million Moms les va a acabar dando un ataque con cosas como estas. Lo mismo se cortan la cabeza ellas también.

Dina Goldstein
The Affair
2011
Más allá de la fotografía, la pintura o la ilustración, hay cientos de elementos que se fusionan con la comunidad LGTBI y consiguen hacer de ello una verdadera cultura: Judy Garland en El mago de Oz, Carmen Miranda, ABBA, las novelas de Gore Vidal, Freddie Mercury, Liberace, Nancy Sinatra, The Rocky Horror Picture Show, Amanda Lepore, Roberta Marrero, los hermanos Versace, Liza Minnelli, Ellen DeGeneres, Dolly Parton, Priscilla, reina del desierto, La Prohibida, el cine de Andy Warhol, John Waters y Pedro Almodóvar, Bette Midler, Jane Fonda en Barbarella, Donna Summer, Mary Poppins, los Village People, Hedwig and the angry inch, Fangoria o la Veneno. ¡Ojo! Yo no estoy diciendo que esta lista esté restringida al mundo homosexual. Puede que mi gusto esté estereotipado. Pero ya que esta entrada es un elogio al mundo LGBTI, qué menos que hablar de lo que nos une culturalmente. Por supuesto que habrá heterosexuales que se puedan ver identificados con todo lo que he dicho. Mejor aún, ahí reside la igualdad, en encontrar nexos culturales comunes que no tienen nada que ver con quién se va a la cama cada cual. En definitiva, que vivan las personas, que viva el arte y que viva el sexo.



Charlie W. 

domingo, 11 de mayo de 2014

FRANK GEHRY: esculpiendo la arquitectura

Una vez escuché que Frank Gehry construía sus edificios como Ferran Adrià cocinaba su tortilla de patatas, a partir de la deconstrucción. Con el paso de los años, cada vez me he dado más cuenta de que esta afirmación es, como mínimo, desinformada. Si digo esto es porque el arquitecto canadiense ha ganado esta semana el Premio Príncipe de Asturias y al enterarme de la noticia me vino a la mente esa frase. Debo decir que no creo en absoluto en este galardón porque la institución que lo organiza está obsoleta. Pero es la excusa perfecta –cada día veo más claro que este blog está hecho a partir de excusas– para hacerle un pequeño homenaje a Frank.

¿Qué es lo que ha hecho de él uno de los arquitectos más influyentes de esta nueva época –si es que estamos en una nueva época–? Supongo que ha sabido romper con los moldes de una disciplina tremendamente conservadora y ponerla contra las cuerdas. La monotonía arquitectónica se deshace en las manos de Frank y fluye como el agua del deshielo entre grandes placas de acero y titanio. Al mismo tiempo, toma la materia clásica y la adentra en la vida contemporánea para que en el juego de líneas y figuras todo sea uno.

Frank Gehry
Lou Ruvo Center
2010

¿Líneas y figuras? No, no suena a edificio. Frank Gehry compone esculturas gigantescas en las que los espectadores pueden deambular. Ese es el cambio de paradigma. Tomando la obra cumbre de su carrera, el Museo Guggenheim de Bilbao, Gehry moldea una superestructura que tiene vida propia. Dejando al margen las absurdas discusiones sobre si el edificio representa un pez o un barco, podemos sencillamente gozar de la figura sobre la Ría. Cuando uno se va acercando, al nivel del museo, y lo empieza a apreciar desde lo lejos hasta que surge de pronto bastamente, enorme. O cuando se viaja en coche y se ve la construcción de frente, imponente, dominadora del espacio. Una persona con un gusto desarrollado por el arte puede percibir ante el museo algo similar a lo que se siente cuando se está ante cualquier construcción centenaria. ¿Y el interior del edificio? Un espacio perfectamente diseñado que la gestión del museo suele desdibujar con las exposiciones. Si Frank Gehry consigue diseñar un edificio escultórico, quizás debería quedarse completamente vacío. Contemplarlo en sí mismo ya es suficientemente gratificante.  

Frank Gehry
Museo Guggenheim Bilbao
1997

Pero no nos limitemos al museo, a pesar de que podríamos dedicarle horas de conversación. Hay una idea clave en Frank Gehry que me parece encantadora, aunque a alguno sé que le sonará a hipócrita. Una de las características de sus edificaciones es dejar esa sensación de obra aparentemente inacabada. Con ello, el arquitecto pretende dejar una puerta abierta, una puerta para cada espectador. Aquel que ve su obra, tiene la posibilidad de terminarla en su cabeza. ¿Qué quiero decir? Que sobre uno de sus edificios, el espectador puede jugar a imaginarse un paso más que lo complete. Por ejemplo –y volviendo inevitablemente al museo– sería sublime que la construcción se desprendiera del mármol y toda la estructura de acero bajara por la Ría de Bilbao, al tiempo que por la orilla avanza la araña de Louise Bourgeois, la verdadera compañera del edificio. Que sí, que parece más un sueño infantil que la idea de alguien que está escribiendo un homenaje bastante humilde a Frank Gehry. Pero es que él te permite esa posibilidad de imaginar.

Frank Gehry
Casa Danzante
1996
La controversia está en aquel espectador que, al ver la forma de trabajar del arquitecto, considera que su “proceso inacabado” es más una manera de ganar dinero que una edificación escultórica. En Apuntes de Frank Gehry, puede verse como él va recortando trozos de cartulina y los va montando sobre una estructura de cartón para visualizar en tres dimensiones lo que quiere construir. Debatí una vez sobre esto porque se dijo que más placas era un mayor beneficio para él. Ahora digo yo, ¿se cuestiona el número de personajes que incluyó Rafael en la Escuela de Atenas? ¿Por qué nadie dice que hay una cantidad innecesaria de hombres en el Juicio Final de Miguel Ángel? ¿No es excesivamente grande la cúpula de la Catedral de Florencia? Quizás son comparaciones algo burdas pero creo que se está juzgando en exceso a los artistas contemporáneos porque no hay valor de criticar lo que otros hicieron antes. Pero claro, puede que también sea porque el arte de antes del siglo XX es demasiado fácil. Juzguen ustedes. Puede que la obra de Frank Gehry desagrade a un sector de los que se mueven en el mundo del arte por comprenderla como una monstruosidad. Aunque monstruos como la Catedral de la Almudena son todavía más terribles y ahí siguen. En definitiva, las gigantes y esculturales edificaciones de Frank Gehry se mantendrán en el lugar que él las colocó porque han conseguido formar parte de allí donde viven.


Charlie W.