domingo, 29 de septiembre de 2013

MARK RYDEN, el maestro

Autorretrato
Mark Ryden es el maestro del Lowbrow. Y no lo digo yo solo. En 2010, The New York Times lo consideraría como tal. Aquel niño de Oregon, criado en el sur de California, desarrollaría un talento muy particular, un gusto por lo tétrico y lo dulce que le llevaría a ser el mejor en esta materia con el paso de los años. Creció en cuerpo, pero hasta el día de hoy se ha mantenido en la línea de sus primitivos dibujos escolares: gatos de tres ojos, animales con las tripas fuera y otros personajes bizarros que horrorizarían a sus profesores pero, por suerte, recibirían la aceptación paterna. 


Cierto es que su carrera se iniciaría a una edad temprana pero ha sido en estos últimos veinte años cuando ha conseguido asentar su nombre en los cimientos del Arte Contemporáneo. Un primer trabajo con el excéntrico Michael Jackson –la creación de la portada de Dangerous (1991)– pondría a Ryden en boca de todos. Poco tardaría en empezar a colaborar con Juxtapoz, templo periodístico del susodicho Lowbrow, además de iniciar sus exposiciones en La Luz de Jesús, la gran catedral del arte kitsch.

Pero, si estamos hablando de Lowbrow, ¿cómo puede ser que se relacione al mismo tiempo con el Kitsch? Ryden es el primero en fusionar estos dos artes tan semejantes y tan dispares a la vez. Consigue hacer algo muy particular, un Kitsch moderno. O, mejor dicho, supera el Kitsch, trasciende más allá de este, lo refina, y da lugar a lo que últimamente es llamado Surrealismo pop. Particularmente, es un nombre que no me acaba de convencer por la disparidad entre un arte que sale del entendimiento y otro que no tiene pretensión alguna. Pero la maestría de Mark Ryden consigue que todo tenga un sentido.

Allegory of the Four Elements


Saint Barbie
El arte de Ryden parte de aquellos primeros dibujos, de aquel niño introspectivo, de esa visión interior de la realidad, para absorber a la cultura pop que envuelve al artista y a la sociedad en la que se mueve. Unos animales propios del país de las maravillas se exponen en entornos circenses; Jesucristo –uno de los mayores exponentes del kitsch– es capaz de montar en bicicleta, al tiempo que Barbie es considerada una santa; niñas de ojos grandes, con piel de porcelana, toman té y llevan vestidos de carne; el propio Abraham Lincoln resucita en múltiples obras de este genio.

Lo mejor del imaginario de Ryden es que las imágenes pop, las apariciones religiosas, los personajes tétricos y los animales fantásticos nacen con una técnica puramente clásica. El aprendizaje del artista surge de la contemplación en los museos y consigue inducirse de toda la pintura clasicista francesa –en especial de David e Ingres– para darle a sus obras ese toque dulce, ese difuminado tan particular, entrelazando el óleo del XIX con la visión del mundo actual.

Main Street USA
En una de sus más recientes entrevistas para Amsterdam Enjoy, Mark Ryden afirmó que desearía tener un espacio museístico donde poder exponer su colección. Para él sería algo maravilloso. Y creo que para todo aquel que descubre su obra también.

Charlie W. 






Para conocer la obra de Mark Ryden en profundidad: 
Pinxit, Mark Ryden. Taschen, 2011.
Mark Ryden: The Gay ‘90s, Amanda Erlanson. Rizzoli, 2013.
www.markryden.com 

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